jueves, 4 de agosto de 2011

CRISIS DEL FUJIMORISMO (A. ZAPATA )



Antonio Zapata


El fujimorismo enfrenta serias dificultades, las que comenzaron con su carencia de estrategia unitaria durante la contienda electoral. Esa indefinición le costó la elección y ahora amenaza con estallar. Durante la campaña se condujeron con dos líneas y nunca resolvieron sus contradicciones. Por un lado, reivindicaban el gobierno del decenio de los 90 como el mejor mandato presidencial de la historia y abogaban por la libertad del Alberto Fujimori, considerado injustamente preso.

Pero, por el otro, querían desmarcarse de la corrupción y los abusos de DDHH que caracterizaron a este régimen. En esta segunda orientación, lo importante era remozar la imagen y desvincularla, al menos parcialmente, de Alberto Fujimori. La candidata se posicionó en esta segunda ubicación y a partir de entonces se sucedieron codazos y empujones entre los partidarios del padre versus los amigos de la hija.

Fuerza 2011 no resolvió sus diferencias internas, sino que osciló entre una actitud y la otra; había días en que ciertos voceros adoptaban una posición, solo para ser negada al día siguiente y por otros portavoces. Por ello su campaña tuvo tantos errores y al final censuraron a sus propios dirigentes. Por ejemplo, la salida de Jorge Trelles fue a causa de una grave equivocación, pero se efectuó sin ninguna consideración y el purgado se enteró de su suerte mirando la TV. Ni siquiera lo llamaron por teléfono para avisarle.

Estos enfrentamientos eran públicos y sin embargo fueron negados por quienes veían una sola línea que salía de la Diroes y uniformaba toda Fuerza 2011. Por su parte, los pleitos de hoy guardan relación con la derrota misma y su balance. La pregunta por ¿quién tiene la culpa? es muy mala consejera y suele dividir antes que reagrupar. Otro ejemplo triste de esta situación es Perú Posible, que luce desintegrándose en medio de un mar de acusaciones cruzadas.

En el caso del fujimorismo, se ha profundizado la lucha entre sus dos líneas y Martha Chávez ha decidido asumir el liderazgo de los “albertistas” para orientar la bancada parlamentaria hacia la confrontación total. Pero el tono malcriado y la pérdida de control que exhibió en la sesión solemne de la transferencia del poder no le hace ningún bien a Fuerza 2011. Por el contrario, la opinión pública rechaza este tipo de conducta, sobre todo por ocurrir durante el momento trascendental de un cambio de mando y delante de 15 presidentes o jefes de gobierno extranjeros.

Para los fujimoristas es un papelón que les costará bastantes puntos en su afán de conducir la oposición. Es más, no obstante ser una bancada numerosa, quizá pierdan sus opciones políticas de persistir en una línea tan poco ecuánime.

Con respecto a la conducta de la bancada de Fuerza 2011 se han producido varias reacciones. Para empezar, la misma Keiko Fujimori, que apareció en los programas dominicales persistiendo en la vacilación como línea, porque quiere pasar la página y promete una conducta futura prudente, pero también avala la conducta de Chávez y no se desmarca con claridad, como sí ha hecho Fernán Altuve, lo que le ha costado una respuesta grosera de la congresista. La indecisión de la lideresa y los agravios entre la segunda fila no auguran nada bueno; el grupo parece entrar en trompo.

Por otro lado, desde la mayoría se escucha pedir sanciones contra la congresista descontrolada. A diferencia de esta postura, la presidenta de Argentina comentó el incidente con otros mandatarios haciendo gala de fino humor. La TV mostró a Cristina Fernández de Kirchner planteando a sus colegas instaurar una condecoración conjunta –de todos los países de América Latina– para premiar al marido de la congresista Chávez, puesto que su capacidad de aguante debía superar holgadamente una hora seguida de insistentes gritos.

(Timado de La República)

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