miércoles, 25 de abril de 2012

VICENTE SANTUC SJ: UN AÑO DE SU PARTIDA

Vicente_UARM



Gonzalo Gamio Gehri


El pasado 3 de Abril se cumplió un año del sensible fallecimiento de Vicente Santuc, sacerdote jesuita, filósofo, fundador y Rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Dejó muchos buenos amigos y numerosos discípulos que apreciaron sus clases y su ejemplo de vida. Vicente mostró con su vida y obra que es posible ser a la vez un creyente comprometido y un espíritu libre, un filósofo y un hombre de Dios. La lectura paciente de los clásicos y la meditación en torno a los textos del Evangelio lo llevaron a comprometerse con esa difícil pero altamente significativa forma de existencia. Sus lecciones sobre Nietzsche y sus escritos fenomenológicos sobre la acción humana – particularmente la acción política – constituyen un claro testimonio de esa vocación por hacer de la fe y la libertad las disposiciones fundamentales para llevar una vida con sentido.

En el libro El topo en su laberinto es posible encontrar su compleja interpretación del lugar de la filosofía en la cultura, la sociedad y la vida de las personas. En este momento estamos revisando y ordenando los numerosos manuscritos que Vicente dejó, con el propósito de publicar sus Obras completas. En un primer volumen aparecerá su último ensayo, "Antropología existencial", acompañado de algunos artículos complementarios sobre filosofía de la educación, espiritualidad y filosofía práctica.

Más allá de la evidente calidad de sus ideas, la profundidad de sus argumentos sobre el carácter gratuito de la vida, la dimensión humana de la fe, la crítica del homo economicus y tantos otros motivos filosóficos en el pensamiento de Vicente, sus amigos y colegas lo recordaremos siempre como un verdadero maestro que sabía encarnar las ideas en un camino de vida y que era capaz de transmitirlas con precisión conceptual, espíritu crítico y una gran  honestidad personal. Su sólido sentido de la realidad no le impedía tener una enorme y afectuosa fe en los seres humanos y en su capacidad de crecer y plantearse propósitos que implican la transformación del entorno y la promoción de la justicia. Después de un año, su partida nos sigue dejando un enorme vacío. Tomar muy en serio los principios que guiaron su vida y su magisterio filosófico será el mejor modo de honrar su memoria.

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