viernes, 18 de enero de 2013

LA LUCHA POR LIMA






Gonzalo Gamio Gehri


 Lima cumple un aniversario más de su fundación española en medio de una compleja y difícil batalla entre quienes pugnan por revocar a la autoridad elegida y quienes quieren proteger la gestión  de Susana Villarán contra una campaña que ha exhibido muy malas artes desde el inicio. Los nexos entre Marco Tulio Gutiérrez y  L. Castañeda Lossio – quien aparentemente quiere volver al sillón municipal cuanto antes y a cualquier precio – están demostrados. Apoyan esta campaña un controvertido pastor de talante integrista y algunos “financistas” que cuentan con una trayectoria discutible en nuestra historia reciente (hay que añadir un buen número de firmas falsas en los planillones de los revocadores). Los fujimoristas y los apristas se han sumado con entusiasmo a este planificado festín contra la administración Villarán.

Pero eso no es todo. La campaña a favor de la revocatoria cuenta con el apoyo cerrado de un sector importante de la prensa nacional. Quienes en el pasado hicieron público el caso COMUNICORE curiosamente  hoy defienden a los cuatro vientos la “necesidad” de que Villarán deje prematuramente el cargo. Otros medios de ultraderecha editorializan diariamente contra la alcaldesa y sus colaboradores más cercanos. Primero la acusaban de ser “comunista” y “pro-terrorista” (una infamia que pretendían “documentar” con fotos de Villarán alzando el puño, intentando convertir en invisible el compromiso permanente de la actual alcaldesa con los derechos humanos y con la transición democrática), hoy intentan hacerla pasar por “aristocrática” y “elitista”, han llegado al colmo de sindicar de “exclusiva” la campaña por el No, a la que se han sumado destacados artistas, deportistas e intelectuales. No es el caso de que esta prensa no perciba esa contradicción (y otras): para ella, cualquier suposición o trascendido que contribuya a minar la reputación de Villarán les resulta útil, a pesar de que sea falaz o manifiestamente falsa. Se trata de medios que se dedican a la estigmatización ideológica de sus oponentes y al marketing de los políticos que les son afines. Esa prensa conservadora opera como si el trabajo periodístico se identificara con la práctica propagandística de los lobbies, y punto. No les interesa informar. La verdad les importa poco, o nada. 

Existe pues una maquinaria en pleno funcionamiento que pugna por acabar con la gestión de Susana Villarán: a esa consigna responden sus operarios y la prensa que sirve a sus intereses, y los líderes políticos de esa coalición se frotan las manos, esperando ver resultados . Este sector no ha dudado en recurrir a la guerra sucia para lograr sus propósitos. Es cierto que la actual administración municipal ha cometido algunos errores serios particularmente en cuanto a su estrategia comunicativa, no cabe duda de ello. Ha pecado de ingenuidad en este frente. Ha intentado acertadamente darle un perfil democrático a su gestión no introduciendo en un principio, por ejemplo, el nombre de la alcaldesa en los carteles que describen las obras en ejecución, para así evitar los gestos puramente personalistas; como se sabe, los alcaldes suelen – errónea y hasta viciosamente – personalizar las obras, pasando maliciosamente como “grandes benefactores” de la población. Combatir ese estilo autoritario y personalista resulta absolutamente correcto, pero puede promoverse el carácter institucional de la gestión con una estrategia de difusión e información más eficaz.

Me parece que la gestión de Villarán ha intentado combinar con esmero las obras – las que se edifican con cemento – con la promoción de la cultura cívica y el respeto de las diferencias. Ha pugnado porque el lema “Una Lima para todos” constituya un mensaje real y no un slogan cínico e hipócrita. Ha pretendido que Lima se convierta en un espacio en el que las personas puedan dedicarse al trabajo, a la vida cultural, al ocio o a la acción común en un contexto de justicia y buena vecindad. Saludo la probidad de su trabajo, así como el esfuerzo porque la edificación de obras cumpla con todos los procedimientos y condiciones de transparencia. Esa es toda una novedad en la historia reciente de la administración de la ciudad. Esta administración, por poner un par de ejemplos, ha enfrentado positivamente el problema del transporte en la ciudad, e incluso ha construido un mayor número de escaleras que la de su predecesor. Creo que Villarán merece concluir con el período de gobierno para el que fue elegida. Me parece que la revocatoria perjudicaría a la capital, pues sólo favorece a quienes quieren tomar el poder sobre Lima, y a las corporaciones que les han favorecido y los apoyan.
 
Esta iniciativa de la revocatoria nació muy poco tiempo después de la incorporación de Susana Villarán en el gobierno municipal. Resulta falaz atribuir esta campaña a una supuesta “iniciativa vecinal”. No existe tal iniciativa. Marco Tulio Gutiérrez ha actuado en todo momento como un operador político, uno bastante malo – además – porque se ha negado sistemáticamente a debatir con Anel Townsend, o con las propias autoridades capitalinas. No suele dar la cara – salvo en algunas entrevistas en las que queda mal parado – y se rehúsa a confrontar ideas.

Esta situación debería llevarnos a revisar escrupulosamente las reglas que rigen esta clase de procesos. La revocatoria debería contar con causales para plantearse y producirse. De lo contrario, seguirá sucediendo el penoso espectáculo que hoy lamentablemente contemplamos: cómo los candidatos que perdieron – recurriendo a cuestionables operadores políticos  y sirviéndose de cierta prensa afín – recolectan firmas para sacar de sus puestos a las autoridades elegidas, para tentar el cargo sin mayor demora. Esta clase de componendas pueden terminar mermando el núcleo mismo de nuestra (todavía incipiente) democracia. 


Anexo:

(Yehude Simon sobre el tema..)

2 comentarios:

Alfredo P. dijo...

Interesadamente se olvida mencionar que fue la izquierda peruana la que presionó para que se incorpore la figura de la revocatoria de autoridades como forma de "empoderar a los ciudadanos" y de ejercer un control sobre las autoridades. Ahora que los vecinos de Lima les vamos a dar de probar de su propio medicina, ahora protestan contra la figura de la revocatoria.
La izquierda peruana está mentalmente incapacitada para gestionar o gobernar algo, pues se han acostumbrado a criticar, a hacer oposición y a fomentar la violencia. La incapacidad e ineptitud de la izquierda es tal que ahora entiende que hacer trabajo político consiste en llamar a figuras de la farándula para que les salven de la inminente revocatoria.
Finalmente, la campaña por la revocatoria a evidenciado la intolerancia de aquellos que -como ya ha ocurrido en el caso de los DDHH- se creen dueños de la verdad y que ante el evidente fracaso de esta "gestión" (por llamarle de alguna forma" municipal responden insultado de "mafiosos" y "corruptos" a quienes no pensamos como ellos.

Gonzalo Gamio dijo...

Nuevamente intentas confundir al lector, o adoleces de una mala lectura del post. 1) no me interesa asumir una posición apologética-ideológica. La revocatoria sin causa probada es problemática, más allá de quién haya planteado tal medida. No estoy contra la posibilidad de revocatorias, sino contra sus imprecisiones desde el punto de vista de la norma.

2) Es absurdo asumir que tal o cual grupo ideológico o político está "por definición" incapacitado para gobernar; es una suposición ridícula se aplique a las derechas o a las izquierdas. Steven Levitsky ha mostrado con datos en un artículo hoy en LR que la centroizquierda ha tenido buenas gestiones en América Latina, el caso de Chile es notorio entre otros.